
El otro día me regalaron un pin de esos de los piececitos. Cuando era más jovencilla tenía siempre muchos, me parecían monísimos y me gustaba mucho llevarlo siempre puesto y regalar a todo el que me preguntara. Pero hacía mucho que no lo había vuelto a tener que enganchar en la chaqueta y el otro día al hacerlo toqué despacito aquellos pies tan pequeñitos, pone que son idénticos al de un no nacido de 10 semanas de gestación, hacía unos días que yo había perdido uno de 9 semanas, y el tacto de aquellos piececitos se me quedó entre los dedos, luego en casa estuve un buen rato mirándolos, profundamente impresionada. Realmente qué ciegos somos a veces, las cosas más grandes toman formas tan pequeñas y tan sencillas que pasan desapercibidas y corren el riesgo de ser despreciadas, ignoradas o aniquiladas. Esos piececitos son lo más grande que tenemos.
Leonor Tamayo
Leonor Tamayo
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