jueves, 25 de octubre de 2012

Mi homenaje a un buen vecino



Jesús Jiménez Torrecilla, 

pasó a la Vida 
el 19 de septiembre de 2012*

Ha pasado mas de un mes desde que se marchó al Cielo. Talavera sigue su ritmo diario, parece que nada ha cambiado. Pero a muchos talaveranos nos falta su presencia. Jesús Jimenez Torrecilla, un hombre bueno y alegre.
Durante muchos años hemos podido disfrutar con él entre nosotros. Un enorme regalo que Dios nos ha dado. Todos los que le conocimos podríamos contar muchas cosas de él, pero lo que cada uno resaltaría sin dudar, era su alegría, su sentido del humor.
Detrás de la barra, Jesús se esmeraba en agradar a sus clientes, que terminaban por ser amigos asiduos.
Tras su jubilación, lo veíamos dedicado a su familia, sus nietos. Su sonrisa mientras paseaba de la mano y charlando con sus nietos Alejandra y Fernando, demostraba lo feliz que estaba. 
Jesús “se hacía querer sólo por estar ahí”.  Cuando te veía por la calle y te decía “Adiós vecina” te alegraba el día. La alegría más auténtica es un don, y nace del corazón. De ahí, sin ninguna duda le brotaba la alegría a Jesús. Alegría que toda su familia comparte y nos regala a todos los de su alrededor.
Podemos sonreír a todos y en todo. Un poco de alegría vale más que todo el oro del mundo. La sonrisa rejuvenece, sana las heridas del pasado, abre horizontes al futuro y pone alas en el alma. La sonrisa es la mejor medicina para el cuerpo y para el alma.
Gracias Jesús por tantas sonrisas que hemos recibido de ti.
Esta Navidad, cuando visitemos el belén en casa de Rosa, sin duda habrá un pastorcillo nuevo: será el abuelito Jesús que ha llegado al “portalito”. 
* Publicado en diario La Tribuna de Talavera

jueves, 18 de octubre de 2012

Una promesa cumplida

Hace muchos años que les prometí a mis hijos llevarles a Sevilla. Esta preciosa ciudad fue nuestro comienzo como familia, allí vivimos nuestros primeros días de matrimonio y durante casi año y medio. Les contamos tantas cosas, que ellos querían conocer Sevilla. Y por fin llegó el día. En el puente del Pilar hemos estado toda la familia, celebrando el comienzo de nuestra tercera década de matrimonio.



 Han sido unos días maravillosos, ya os iré contando. Pero por ahora una pequeña muestra de nuestra estancia en Sevilla. 
Paseando por el parque María Luisa, y observando los árboles, sus raíces, no podía evitar comparar la grandeza de estos enormes árboles, con las bases, las raíces de un matrimonio. Si el amor esta bien enraizado, la familia crece y aumenta como un precioso árbol.

lunes, 1 de octubre de 2012

"Santa Joaquina, somos gente cómo tú


Después de una semanita soñando con la comida del sábado 29 de septiembre, y más de 7 horas de viaje, por fin encontré a mis compañeras de colegio. ¡¡Qué alegría más grande!!
Poco a poco íbamos llegando al restaurante, ¡Eloísa, Esther, Paula, Carmen, Mercedes, Marola, Teresa… y muchas más!! Cuando otras iban llegando, nuestro corazón iba rebosando de alegría.
Todo al detalle, hasta la pegatina con el nombre para ayudar a las neuronas a recordar. 
Colegio Carmelitas Jaén

 La emoción nos embriagaba a todas; la sonrisa, la alegría brotaba por doquier.
 Fue un momento mágico, cargado de nostalgia que nos devolvía a muchísimos años atrás. Había pasando el tiempo, y el deseo del reencuentro estaba latente en cada una. Pero no llegaba el momento. ¿Los 25 años? Pasaron y no hubo comida. El calendario de la pared lo cambiaba cada año con un suspiro: “tampoco este año ha sido”. Cuando parecía que nunca volvería a ver a mis amigas de estudios, una llamada inesperada me resucita la ilusión: nos vemos el 29 de septiembre para comer en Jaén. ¡¡Bendita llamada, bendita fecha: Los Arcángeles del Cielo!!  Seguramente esta era la fecha indicada y no otra.
Fue una tarde preciosa, maravillosa, llena de momentos especiales, de recuerdos, de puesta al día. Todas estábamos radiantes, guapísimas, con la belleza de una madurez forjada por el tiempo. Habían pasado más 32 años.
No faltó la lluvia, pero no ensombreció para nada nuestra fiesta. Al contrario, el agua nos obligó a resguardarnos y estar más “juntitas” y compartir tantas cosas que contarnos.
No parábamos de hablar, sorprendiendo incluso al camarero que no nos veía comer. Todo estaba muy rico, exquisito, pero nuestra hambre era de otro tipo. Un hambre que había que saciar compartiendo sentimientos, noticias, recuerdos que se habían acumulado y brotaban sin parar.
Así fue pasando el rato, las horas, y casi el día. Apenas media hora quedaba para terminar el 29 de septiembre cuando me despedía de Lourdes. Bajábamos paseando por el paseo de la estación, cómo tantas tardes a lo largo de nuestros años escolares. Y al igual que entonces, no queríamos separarnos. Antes sabíamos que al día siguiente volveríamos a vernos en clase. Esa noche, las dos sabíamos que al día siguiente volveríamos a nuestras ciudades, pero con la alegría de encontrar un tesoro que estaba escondido. El tesoro de la verdadera amistad que se había construido a lo largo de unos años y que estaba ahí, esperando a sacarlo para mostrarlo a todos.
Al volver a casa todos han notado que hemos abierto este tesoro y nos han visto muchos más felices, con un toque especial. Gracias a todas por hacer realidad el sueño de tantos años.
Algunas no pudisteis venir: Mª Luisa, Mª Carmen, Margarita, Tina, Inma… y muchas más. Espero que si repetimos el próximo año podáis estar. Será mucho más especial.
Seguro que desde el Cielo nuestras monjitas compartían esta alegría del reencuentro. Ellas influyeron mucho para que seamos grandes mujeres protagonistas de nuestro tiempo.
Santa Joaquina, 
somos gente como tú” 
Rincón Cerezo  Jaén 2.012