martes, 10 de enero de 2017

Los reyes magos son los padres:¡¡que decepción!!

No os asustéis, no me acabo de enterar ahora de la tradición más mágica que en España tenemos. Recuerdo que no me decepcionó para nada cuando en 3º de EGB y tras varios comentados escuchados a compañeras y tras los cuales yo imaginaba algo, mis padres me hicieron participe de esta gran ilusión: todos podemos ser reyes magos.
Y es así, después de descubrir que durante muchos años, “sus majestades” se las ingeniaban para poder avivar mis ilusiones y entrar sigilosamente en la noche para depositar regalos, a una edad infantil aun, pero con madurez para asumir realidades, una deja de ser espectadora para vivir con ilusión el poder ser también parte activa y ser creadora de ilusiones. Recuerdo ahorrar para comprar un detalle a mis padres, de colaborar con mis hermanos para preparar algún regalo, en definitiva, llegar a formar parte de la magia que envuelve a los reyes magos. Y así continúa, es normal que nuestros hijos, quieran formar parte y convertirse en reyes también ellos, aunque tengan solo 9 o 10 años. La ilusión continua, se transforma y viven ilusionados no solo el recibir, sino también el dar. ¿No es esto ya un regalo?
 
Pero mi post iba de decepción, y es que ayer, vuelta al cole, mi hija de 10 años volvía contando lo que habían “recibido” sus compañeros: abundaban las Tablets, las videoconsolas  más modernas (aunque solo tengan juegos para mayores de 18 años), gafas virtuales, móviles e incluso algún IPod. Madre mía, ¿dónde están las muñecas, las mochilas, los playmobil, los juegos de mesa, la ropa nueva, y tantas otras cosas que pueden seguir ilusionando a nuestros hijos de 10 AÑOS? 
Queridos padres, no sois reyes magos, si lo fuerais, no entraríais a formar parte del consumismo acelerado inyectándolo a vuestros hijos. Lo siento, no puedo reconoceros como reyes cuando a esta corta edad queréis convertirlos en monstruos del consumismo. ¿y el año que viene? Que difícil será encontrar algo más nuevo, más caro, que supere este regalo. Y sin embargo ellos estarán esperando cada vez algo más grande, más novedoso y para nada merecido.

Me gustaría recuperar la figura que había en mi familia: era carbonilla, un paje que andaba escondido tras los armarios, debajo de la cama, por ahí presente pero nunca visto. Él se encargaba de contarle a los Reyes magos si nos habíamos portado bien, si podían traernos los regalos que pedíamos. Hoy recuperaría este personaje pero para susurrar a los padres: debéis ser reyes, pero no todopoderosos. Debéis crear ilusiones, no adictos dependientes de tecnologías y menos a estas edades. No sé si será posible, pero yo al menos necesitaba decirlo a los que me leéis.

Y dejaré para otro post la segunda parte: estos padres que son todopoderosos a la hora de hacer regalos, cuando llega la hora de comprar los libros de texto para sus hijos, ponen el grito en el cielo por lo caros que son, y piden las ayudas gubernamentales porque no pueden pagar lo que sus hijos van a necesitar para adquirir los conocimientos e ir creciendo. Pero eso, ya digo, será para comentar otro día…