Os propongo un un escrito de Igino Giordani que nos conduce a
intuir su relación profunda con María. Su camino hacia una comprensión
cada vez más profunda de Su misterio.(fuente
www.focolare.org/es)
«Hoy, más que nunca, la Iglesia insiste en proponer
la imitación de María a través de la escucha de la palabra de Dios y
en la práctica de su palabra en todas las situaciones. La imitación de
María se resume en su actitud típica frente a la voluntad de Dios y en
las palabras de Jesús: «conservaba con cuidado todas estas cosas,
meditándolas en su corazón» (Lc. 2, 19).
Su corazón era un paraíso de cosas divinas: una
habitación del Verbo encarnado y hablado. Ella era aquélla, que, como
tenía a Jesús en su seno, tenía la sabiduría en el corazón. Se hizo
capaz de recibir en sí misma a Dios porque se había acostumbrado a
vaciarse de sí para colmarse de la mente de El. María actuó en el mundo
llevando «una vida común», la de la mayoría de la gente, que está
cargada de «solicitudes familiares y de trabajo», como nos ocurre a
todos. Para darse toda a todos tradujo en materia prima de la santidad
las vicisitudes de la vida de todos los días, mostrando que se puede
llegar a Dios sin salir del ámbito de una existencia común. Por esta
razón Ella es modelo de todos nosotros, y todos nosotros estamos en
condiciones de reproducir –prolongar- la misión que Ella desempeñó, en
la humanidad, y reproducirla en cualquier condición humana nos
encontremos.
Cada alma puede copiar a María. Se debe sólo
comportar de forma que el que vea sus expresiones reconozca a María, o
descubra a María: y así esa alma dá al mundo al Redentor. En María se
re-encuentran los pobres, los obreros, los enfermos, los ancianos; en
Ella se re-encuentran, también, con la misma facilidad, los doctos, los
científicos, los estadistas: pensemos en Bernardo, en Tomás de Aquino,
en Dante, en Milton, en Manzini… Muchos no saben definir el
cristianismo, ignoran del cristianismo su doctrina. Pero de la mamá,
desde la época de la escuela, grabaron y custodian una imagen de
María. En Ella comprenden que el cristianismo es un conjunto de cosas
buenas: amor, piedad, solidaridad, fuerza, inocencia, alegría, belleza…
Es el conjunto de las virtudes más deseadas con algo más: estas virtudes
son vividas con una tal simplicidad que son accesibles a todos:
alcanza, como hizo Ella, con apoyarse en Dios, ponerse en sus manos (…)
Si miras con tus ojos al prójimo y si consideras con
tu mente la política, la economía, los estilos de convivencia, recibes
mucha amargura. Pero si miras a las personas y a las cosas con los ojos
de María, ante estas cosas te invade la piedad. Las lágrimas se
impregnan de amor, y en la luz divina lo que parece grandioso o terrible
o mortal se deshincha, y los gestos recobran la medida de su pequeñez
(…). Si miras el mundo con los ojos de Ella, de los rostros más
sombríos, de los hechos más oscuros, brotan chispas de humanidad, de
simpatía, de poesía. Brota lo divino que la encarnación injertó en lo
humano.
María es la criatura simple, imitarla implica
abandonar las palabras difíciles, los gestos estudiados, las
relaciones en clave diplomática (…); en resumen el lavado de todos los
trucos adheridos al alma, de tal modo de re-descubrir el propio yo, el
que Dios hizo. Se objetará que así nos exponemos a la insidia de la
gente astuta y sofisticada. Pero frente a esta gente, nuestra defensa
tal vez –casi la mayor astucia- consiste en la simplicidad, que desarma.
La verdad es la diplomacia más sutil. María va derecho por su camino,
dice lo que piensa, hace lo que debe. En María se re-encuentran todas
las almas que emplean las armas del bien, de la oración, del
arrepentimiento, del perdón. Imitando a María, mejor dicho, uniéndonos a
María, la marcha de la existencia se convierte en una escalada hacia el
Cielo.
Las asperezas de la vida se convierten en dulzura, nos dejamos tomar de la mano por Ella, su mano pura de madre que no conoce el cansancio».
Igino Giordani en:
Maria modello perfetto, Città Nuova, 2001 (1967).