No se cantar como
Pavarotti, no pinto como Ferrándiz, mis vídeos valen poco, y cada día los whatsApp son más bonitos,
originales y de calidad. Por eso este año no consigo encontrar algo especial
para mandar.
Después de mucho pensar, he decidido usar algo en lo que nadie
puede superarme: mis palabras más sinceras, salidas del corazón para desear FELIZ NAVIDAD, sabiendo que más allá de parecer poca cosa,
lleva implícito la sencillez, la sinceridad y el deseo de que nada quede inerte
ante el gran acontecimiento que está por llegar: un niño nacerá en un pesebre y
quiere conocerte. No son solo luces, regalos,
buenos deseos, comidas fraternales, adornos… los que tienen que
recordarnos lo que estamos celebrando. Debemos mirar en nuestro interior y
preguntarnos: ¿Cómo puedo ser yo Navidad para los demás? Y ponernos a ello.
Que el nuevo año que comenzaremos en pocos días se llene de días
navideños también en el resto de los meses del calendario.