martes, 19 de noviembre de 2019

Con Constitución o sin ella, nuestros hijos son nuestra responsabilidad.

Tiene razón la ministra Celáa al decir que el derecho a la libertad educativa de los padres no emana del punto 27.3 de la Constitución, pero la ministra se olvida de decir que el derecho a la libertad educativa es anterior a la Constitución, a toda constitución, ya  que su fundamento es la misma naturaleza humana. Es la estructura ontológica de la persona la que funda la posibilidad de ser sujeto de derechos y es por esta razón que el derecho a la libertad de enseñanza se recoge en la Constitución precisamente en su capítulo de derechos fundamentales. La paternidad responsable obliga a los padres a elegir lo mejor para sus hijos, por eso a la obligación sucede el derecho a elegir lo mejor
 Los padres tenemos derecho a elegir la educación que consideramos apropiada con constitución o sin ella, en España y en el mundo entero, ya que un derecho fundamental es objetivo, común y universal.
Este ”lapsus” de la ministra, como lo ha definido irónicamente el Secretario general de la CEE no es tal; basta con escuchar el tono de toda la conferencia para comprobarlo. Sí ha debido ser un lapsus el del Secretario general de la CEE al no recordar la existencia previa de un derecho asentado en la propia dignidad humana. ¿En qué van a basar este derecho inalienable en el momento que un tribunal constitucional interprete que “evolutivamente” este derecho significa otra cosa que lo que es? ¿En qué pueden basar sus argumentos el día que cambien esta constitución? 
El derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones es prepolítico y preconstitucional. Cualquier constitución justa debe reconocerlo; cualquier gobierno que vele por un orden social justo debe protegerlo; y cualquier padre o madre que sienta lesionado su derecho debe reclamarlo y defenderlo.
Sólo aquellos que no creen en la libertad pisotean este derecho. Es lo que pasó en la Alemania nazi, en la Unión Soviética comunista, en la Italia fascista, en las dictaduras de todo signo o color que han ido sucediéndose en la historia.
Dicho esto, que es lo más importante, tendremos que entrar en la Constitución y en las interpretaciones que ha ido dando el Tribunal Constitucional en las diferentes circunstancias en las que se ha vulnerado alguna concreción de este derecho fundamental, así como en los tratados internacionales, ya que para hacer valer los derechos fundamentales frente a las pretensiones totalitarias de los poderes legislativo, ejecutivo o judicial, no queda otro remedio que invocar normas jurídicas que en este caso además existen y amparan a los padres. 
Pero con Constitución o sin ella, nuestros hijos son nuestra responsabilidad.