lunes, 1 de octubre de 2012

"Santa Joaquina, somos gente cómo tú


Después de una semanita soñando con la comida del sábado 29 de septiembre, y más de 7 horas de viaje, por fin encontré a mis compañeras de colegio. ¡¡Qué alegría más grande!!
Poco a poco íbamos llegando al restaurante, ¡Eloísa, Esther, Paula, Carmen, Mercedes, Marola, Teresa… y muchas más!! Cuando otras iban llegando, nuestro corazón iba rebosando de alegría.
Todo al detalle, hasta la pegatina con el nombre para ayudar a las neuronas a recordar. 
Colegio Carmelitas Jaén

 La emoción nos embriagaba a todas; la sonrisa, la alegría brotaba por doquier.
 Fue un momento mágico, cargado de nostalgia que nos devolvía a muchísimos años atrás. Había pasando el tiempo, y el deseo del reencuentro estaba latente en cada una. Pero no llegaba el momento. ¿Los 25 años? Pasaron y no hubo comida. El calendario de la pared lo cambiaba cada año con un suspiro: “tampoco este año ha sido”. Cuando parecía que nunca volvería a ver a mis amigas de estudios, una llamada inesperada me resucita la ilusión: nos vemos el 29 de septiembre para comer en Jaén. ¡¡Bendita llamada, bendita fecha: Los Arcángeles del Cielo!!  Seguramente esta era la fecha indicada y no otra.
Fue una tarde preciosa, maravillosa, llena de momentos especiales, de recuerdos, de puesta al día. Todas estábamos radiantes, guapísimas, con la belleza de una madurez forjada por el tiempo. Habían pasado más 32 años.
No faltó la lluvia, pero no ensombreció para nada nuestra fiesta. Al contrario, el agua nos obligó a resguardarnos y estar más “juntitas” y compartir tantas cosas que contarnos.
No parábamos de hablar, sorprendiendo incluso al camarero que no nos veía comer. Todo estaba muy rico, exquisito, pero nuestra hambre era de otro tipo. Un hambre que había que saciar compartiendo sentimientos, noticias, recuerdos que se habían acumulado y brotaban sin parar.
Así fue pasando el rato, las horas, y casi el día. Apenas media hora quedaba para terminar el 29 de septiembre cuando me despedía de Lourdes. Bajábamos paseando por el paseo de la estación, cómo tantas tardes a lo largo de nuestros años escolares. Y al igual que entonces, no queríamos separarnos. Antes sabíamos que al día siguiente volveríamos a vernos en clase. Esa noche, las dos sabíamos que al día siguiente volveríamos a nuestras ciudades, pero con la alegría de encontrar un tesoro que estaba escondido. El tesoro de la verdadera amistad que se había construido a lo largo de unos años y que estaba ahí, esperando a sacarlo para mostrarlo a todos.
Al volver a casa todos han notado que hemos abierto este tesoro y nos han visto muchos más felices, con un toque especial. Gracias a todas por hacer realidad el sueño de tantos años.
Algunas no pudisteis venir: Mª Luisa, Mª Carmen, Margarita, Tina, Inma… y muchas más. Espero que si repetimos el próximo año podáis estar. Será mucho más especial.
Seguro que desde el Cielo nuestras monjitas compartían esta alegría del reencuentro. Ellas influyeron mucho para que seamos grandes mujeres protagonistas de nuestro tiempo.
Santa Joaquina, 
somos gente como tú” 
Rincón Cerezo  Jaén 2.012

1 comentario:

  1. Gracias por tu relato y por mencionarme también a mi y a tantas que no pudimos estar.Pero mi corazón estuvo en aquella reunión.Nos veremos.Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar