viernes, 18 de marzo de 2011

Desde Japón, llegan noticias de una amiga

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Tocigi, 15 de marzo de 2011
Queridísimos:

¡gracias de todo corazón por su amor y sus saludos! ¡Como primera cosa les cuento que mi familia y yo y todos los parientes estamos vivos! Vivimos en Tocigi, a 300 Km al norte de Tokio.

El 11 de marzo estaba con un amigo mío haciendo compras, cuando repentinamente empezó el terremoto cada vez más fuerte: un sacudón de séptimo grado en la escala sísmica japonesa. ¡En el supermercado casi toda la mercancía se cayó y después se fue la luz! Las lámparas de neón se cayeron rompiéndose en pedazos.

Salimos, esperamos un rato y después fuimos a buscar el auto al parqueo. Los pilares estaban todos agrietados. La calle estaba llena de automóbiles y de gente. No funcionaban los semáforos. Éramos victimas del pánico. En el auto se sentían todavía los sacudones.

Después de casi una hora llegamos a la casa. El techo esta casi partido en dos y se le habían hecho muchas grietas. En el cementerio las tumbas estaban todas rotas.

Mi papá y mi hermano, que trabajan en la municipalidad, no lograban volver a casa. Están trabajando para los ciudadanos, tratando de escuchar a la gente, yendo de casa en casa a ayudar, visitando a los ancianos que viven solos, etc. Ayer en la noche finalmente lograron regresar pero ya esta mañana volvieron a salir.

Un amigo mío trabaja en una empresa, pero que en momentos de emergencia forma parte de los bomberos. Ayer con los demás estuvo poniendo sacos de arena para contener el continuo peligro de derrumbes. ¡Son héroes!

Nuestros vecinos se refugiaron ayer en la noche en una escuela primaria cerca de mi casa. Las tiendas están cerradas, también las gasolineras están cerradas: “¡Todo está agotado!”.

Durante cuatro días vivimos sin agua y sin electricidad, sólo a las tres de la mañana volvió la luz. ¡Pero tenemos comida, camas y la casa!

Cuando sucedió el terremoto recordé la experiencia de Chiara Lubich de la guerra. Todo cae, pero Dios permanece. ¡Si tengo a Dios lo tengo todo! He hecho una experiencia realmente profunda.

¡La familia del focolar está bien! Los parientes de una focolarina viven en una ciudad muy afectada y ella no lograba contactarlos, pero hoy supo que todos están bien. ¡Agradezcamos a Dios!

En la zona del epicentro viven algunos de mis amigos. Una de ellas se salvó pero no sabemos dónde está su familia… Allí cerca están las centrales nucleares. Ya hubo una gran explosión con enorme riesgo por la radioactividad. Las noticas nos están diciendo que las víctimas aumentarán. Hubo también una explosión de hidrógeno.

Hoy empiezan los cortes programados de energía eléctrica que proseguirán hasta abril.

Por el momento los muertos son más de 7.200 y los desaparecidos 5.000. Una ciudad prácticamente desapareció después del paso del tsunami. Un gimnasio cerca del epicentro se convirtió en una cámara mortuoria.

En esta situación dramática, está naciendo un fuerte vínculo entre todos y nos ayudamos recíprocamente. Con los vecinos de casa intercambiamos alimentos, candelas, etc. Hoy mi mamá se ofreció como voluntaria para la ciudad.

¡Todavía gracias por su cercanía y oraciones!

Hiromi Onuki (Redi)

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