martes, 13 de octubre de 2009

Tras la intuicion de Chiara.



Hoy quiero contaros algo personal. Hace más de un mes que mi hija mayor está en Italia. En concreto en La ciudadela internacional de Loppiano, un pequeño pueblo cerca de Florencia. ¿Qué está haciendo? Pues un master que durará dos años, titulado: “Fundamentos y perspectivas de una cultura de la unidad”. Se lleva a cabo en el Instituto Universitario Sophia (http://www.iu-sophia.org/).

Ha sido toda una experiencia para la familia. Cuando a mediados de Julio nos comentó la posibilidad de hacer este master, la sorpresa y la alegría se entrelazaban. Luego, en menos de un mes todo precipitado: dejar el puesto de trabajo, el piso, y hacer las maletas para marcharse. Han sido unos días de “Tsunami”, pero justamente esto ha supuesto poner de nuevo todo en su sitio. Cuando piensas que todo esta tranquilo, que después de cinco años de estudios y exámenes por fin tu hija ha encontrado un trabajo donde está feliz, contenta, y es muy apreciada… como madre respiras profundamente y te relajas. Pero me olvidaba de algo. Y es de que por encima de mi hay un Padre, un Padre que es “caprichoso” y un poco “exigente”. Y para Él no basta un buen trabajo, unos buenos compañeros. Él que lo ha dado todo, ahora pide más. Y pide y Marisú escucha y está dispuesta a dar. Y se lanza, se lanza a la aventura de estudiar para estar preparada y poder ofrecer al mundo respuestas, soluciones, pero sobretodo, para ser una nueva levadura en la sociedad. Y se lanza fiándose plenamente de que la Providencia llegará para poder pagar estos cursos. Y se lanza dejando todo a casi 2000 km. Y se lanza con la certeza de que esto es el comienzo de una nueva etapa en su vida, un giro en sus planteamientos de vida, pero con la incertidumbre de saber lo que Dios le va a pedir en adelante. Pero no le importa. Es esto lo que ahora le pide, por tanto esto es lo que ahora se lanza a vivir plenamente.
Yo, su madre, que la quiero con locura, estoy muy orgullosa de esta decisión. De este paso en su vida. Ya nos ha contado sus primeras lecciones, su primer examen, y como no podía ser de otra manera ha sacado las mejores notas. Pero aquí no basta con “empollar” y ser la mejor nota, hay que hacer que todos sean los mejores. Y para eso, estoy convencida que Marisú se dejara la vida en ello.

2 comentarios:

  1. Hola, mariaje.
    He llegado de rebote a tu blog a través de un mensaje de redeslocales... ¡y qué alegría me ha dado leer esta entrada!
    Mi madre y mis dos tíos sacerdotes pertenecen al movimiento de los focolares. Yo soy músico y me encantan los Gen.
    Mis dos hermanas han entregado su vida como clarisas; están en el convento de Santo Domingo en Soria.
    Me alegro de que tengas una hija capaz de hacer algo así. Creo que sois muy afortunados.
    ¡Que Dios os bendiga! Y que sigáis respondiendo a su amor con generosidad.
    Un cordial saludo, paz y bien
    Daniel

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  2. Querida Mariaje: creo que el testimonio de tu hija es el testimonio de los padres. Es lo que necesita la sociedad: la santidad de los padres y fidelidad evangélica en el día a día de unos padres y su testimonio en su casa es lo que hace que los hijos lo "mamen" y puedan llegar a dar pasos tan importantes como el que tu hija a dado.
    Enhorabuena a tu hija por tener a unos padres como vosotros !!!!
    Six

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