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MUJER: por Elena Paniagua Barroso
Me explota el
sentido común leyendo el manifiesto de la Huelga del 8 de marzo, que incita a
las mujeres a no hacer nada.
Se mezclan en
un mismo párrafo la libertad de movimiento dentro y fuera de Europa con
fomentar la memoria histórica y la reparación de víctimas de racismo.
Se habla de la
devolución en caliente de inmigrantes por “mera conveniencia administrativa” y
que el cierre de fronteras deja a mujeres y niñas en situación de especial
vulnerabilidad y que éstas mismas fronteras generan desigualdades y se
mantienen en base a políticas racistas y de dominio colonial…(y también a los
hombres, pero siempre existieron fronteras, es la delimitación de un país con
otro para que haya un orden)
Pero si hay un
eje central a lo largo de todo el manifiesto es el de la sexualidad.
Para que se
“reconozcan nuestros cuerpos y la sexualidad como sujetos de placer”, “todos
los cuerpos son eróticos”, “que se nos eduque en la diversidad….promoviendo el
placer sexual y autoconocimiento de nuestros cuerpos”, “poder expresar
libremente nuestros deseos y nuestra erótica”, “para que nuestros derechos
sexuales y reproductivos estén reconocidos”, “poder exigir al Estado, a la
jerarquía católica y a los poderes patriarcales libertad para tomar decisiones
sobre nuestra sexualidad…queremos ser dueñas de nuestros cuerpos”, “porque se
contemplan nuestros cuerpos y nuestra sexualidad como objeto y no como sujeto de
placer por tanto se limita la expresión de nuestros deseos y nuestra erótica”.
Pensé que iba
a encontrarme con más invocaciones a los derechos laborales, igualdad de
sueldos, corresponsabilidad en tareas domésticas, la importancia del respeto en
la educación, la defensa de la Mujer en todas sus dimensiones…pero no, me
encuentro con un alegato solicitando casi de forma explícita que en las aulas y
en cualquier rincón del planeta,
permitan ciertas exploraciones, que como madre de tres chicos y una
chica, me ruboriza dramáticamente.
Permítanme
decirles señoras feministas que yo no mando a mis hijos al colegio para que les
enseñen sexualidad (eso se aprende según crecen y en la intimidad).
Y permitan que
les hable de otro tema al que atacan continuamente.
De las
primeras mujeres que defendió la
igualdad intelectual entre hombre/mujer fue Teresa de Cartagena, religiosa del
S XV; en México encontramos escritos feministas revolucionarios para la época (S XVII) en los textos de Sor Juana Inés de la Cruz, “de acuerdo con la
mayoría de los filólogos,
Sor Juana abogó por la igualdad de los sexos”
“Toda forma de discriminación debe ser vencida
y eliminada…no se puede negar a la mujer tener acceso a una educación y a una
cultura iguales a las que se conceden al hombre” (punto 29 Gaudium et Spes; año
1965 documento resumen del Concilio Vaticano II)
El Papa Pío XII (1952) señala a las mujeres el "deber de
conciencia" de no permanecer ausentes, sino actuar en la vida
socio-política para promover a la vez su dignidad de mujeres y el bien común de
toda la sociedad. “la conciencia de la propia dignidad de la mujer, en cuanto
persona, conlleva una vocación a colaborar con el hombre para el bien de la
sociedad: "Cada uno de los dos sexos (...) tienen el derecho y el deber de
cooperar al bien total de la sociedad". Finalmente, Pío XII alienta a las
mujeres a asumir su rol socio-político tanto en las tareas intelectuales como
en el compromiso práctico
La presencia social de la
mujer, (Papa Juan XXII) descubre en ese fenómeno contemporáneo una tendencia
social favorable a la dignidad humana, e incluso la interpreta como un
verdadero fruto de la propia tradición cristiana: "Es un hecho evidente la
presencia de la mujer en la vida pública. Este fenómeno se registra con mayor
rapidez en los pueblos que profesan la fe cristiana, y con más lentitud, pero
siempre en gran escala, en países de tradición y civilizaciones distintas. La mujer ha adquirido una conciencia cada
día más clara de su propia dignidad humana. Por ello no tolera que se la
trate como cosa inanimada o mero instrumento”.
Si hay una institución que
ha cuidado de niñas violadas o vendidas por su familia en países
subdesarrollados, ha sido la Iglesia, creando escuelas y centros de acogida,
por tanto dejen de atacar a la Iglesia de forma gratuita en sus documentos, no
tienen razón.
Y caigo en la cuenta de la gran diferencia en el discurso,
la Iglesia habla de dignidad humana y ustedes hablan de libertad en la
sexualidad, erotismo etc.
Soy católica, mujer,
madre, me gusta escribir, he participado
en cursos de verano de la UCLM, en mesas de trabajo con conferencias sobre la
Familia y nunca, repito nunca me sentí coaccionada, ni pisoteada, ni mi vida
sexual se vio forzada. Nunca he
consentido que nadie calle mi voz y sí, he sufrido censura en otros temas, pero
no en lo que respecta precisamente a mi condición de mujer.
Y les diré más, tengo la
mala costumbre de hablar mucho con mis hijos y déjenme decirles que no lo están
haciendo bien, a los chicos jóvenes no
les gusta cómo evoluciona el tema feminismo.
El trabajo por la igualdad
entre hombre/mujer debe hacerse en las instituciones, pero no ridiculizando al
hombre como está sucediendo en muchas campañas televisivas, ni tirando por
tierra a los hombres.
La tarea de la igualdad debe
ser regulando leyes reales que se lleven a término y sean efectivas dentro de
la sociedad, protegiendo a todos y cada uno de los ciudadanos de cualquier tipo
de violencia y no imponiendo por bandera como fin del
feminismo la “sexualización” de todo y de
todas.
El trabajo por la Igualdad
debe ser pacífico y consensuado y sobre todo no convertirlo en una guerra
dialéctica de unas contra otros porque al final toda guerra, provoca rechazo y
en esto precisamente han convertido todo este tema: en una guerra
Ciertamente hay cosas que no
me gustan, pero nunca criminalizaré a los hombres por ello, la sociedad no está
bien configurada pero debemos cambiarla educando a nuestros hijos en esa
igualdad tan necesaria como irreal para un
mejor funcionamiento de la humanidad.
Gracias Mariaje por compartir esto. Espero que muchas mujeres que trabajan por la dignidad de la figura femenina, se planteen erradicar de su discurso el odio hacia el hombre, la defensa de la dignidad de la raza humana y la educación en el respeto y el amor de niñ@s y jóvenes
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