lunes, 11 de octubre de 2010

Educacion para la ciudadanía: mi batalla.

Hace días que empezó el nuevo curso escolar. Una de mis hijas cursa 4º de ESO, curso en el que se imparte “Ética y Ciudadanía”, una de las asignaturas del bloque Educación para la Ciudadanía. Muchos sabéis que hemos sido unos de los padres e hijos objetores que desde hace tres años denunciamos y trabajamos para que dicha asignatura no se impartiera. Mi hija no la cursó en 2º ESO, manteniendo una postura de rechazo a asistir a una clase que consideramos Ideología y no materia educativa. Durante todo el curso se salía de su clase, permaneciendo sola en algún lugar del centro escolar. Al principio unas medidas cautelares del juez dictaban que no debía ser evaluada de dicha asignatura.

Ahora, sin medidas cautelares vigentes (las revocaron a raíz de la sentencia del Supremo), se nos presentaba la duda de continuar saliéndose de clase o por el contrario entrar en el aula para cursar esta asignatura. Tras unas largas conversaciones padres-hija hemos decidió que este curso permanezca en el aula y mantenga una actitud despierta y crítica ante cualquier tema de moral. ¿Hemos retrocedido, hemos claudicado? Para nada, no lo hemos hecho, simplemente hemos optado por el camino que, en estos momentos, vemos más oportuno.

Su opinión en clase, su colaboración con la profesora, su testimonio convencido en ciertos temas que pueden plantearse, son mucho más valiosos que la actitud de estar ausente del aula durante la asignatura. ¿Qué ha cambiado? Sólo algunas formas de desarrollar mi negativa a esta asignatura, porque desde luego sigo pensando que es una forma de destrozar la educación y convertir la escuela en un lugar para impartir Ideología, como hacía en sus tiempos el gobierno Nazi. Mi-nuestra lucha sigue. Sigue presente en los temas y conversaciones familiares, en el colegio, entre los padres de alumnos, en charlas del ampa, en el supermercado, en cualquier café con amigos... No dejamos pasar la ocasión para denunciar que está ocurriendo con nuestros hijos y la educación que les están impartiendo. Sigo en el consejo escolar, sigo en la directiva del Ampa, y continúo con mi blog para contaros de vez en cuando lo que se avecina en materia de educación moral y sexual...

Ahora no salgo en los periódicos, no doy ruedas de prensa, no convierto mi salón en un plató de televisión local, y tantas otras cosas que no hago. Pero eso es lo único que ha cambiado en mi forma de luchar. He vuelto a tener tiempo para mi familia, para ir al parque cada tarde con mi pequeña, y ¡¡para tantas otras cosas!!

Guardo un grato recuerdo de estas actividades, y la oportunidad que ha sido para conocer a tantas personas que han sido muy importantes para mi en estos años. Ha sido todo un trabajo hecho delante de Dios, sin querer figurar en ningún momento, solamente sintiéndome sierva inútil que solo hacia lo que tenía que hacer en esos momentos. Ahora siento que debo hacer todo de otra manera. ¿Los frutos? Sólo Dios los sabe e incluso no sé si tengo que verlos.

Admiro y respeto profundamente a los padres que mantienen su postura de que sus hijos no entren a clase de EpC. Es una postura heroica que merece un emocionado aplauso. Y espero que ellos también respeten nuestra postura. Me consta que en muchos de ellos es así.

La batalla de la libertad en la educación es apasionante, y no voy a bajarme de ella. Y hay muchas maneras de hacerla.

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