miércoles, 26 de mayo de 2010

Proxima beatificacion de una joven



Será el sábado 25 de septiembre, a las 16 horas, en el Santuario de la Virgen del Divino Amor (Roma- Castel di Leva), presidida por el Arzobispo Mons. Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos. Os invito a leer el libro de su corta pero intensa vida. Yo me lo lei de un tirón, solo descansaba para limpiarme las lagrimas de emocion.
Os copio el comentario que he encotrado en: http://www.archimadrid.es/actbibliografica/



Realizarse a los 18 es un pequeño libro que tiene el gran poder de seducir y de encandilar, obligándote a leerlo de un tirón para que no se quiebre esa experiencia personal de la presencia de Dios entre sus líneas.
Clara Badano nacida en Italia en 1971, fue una niña especial. En el relato que su madre nos hace de su infancia, se descubre a una niña que ya en su inocencia infantil ha sido capturada por Dios y es capaz de vivir las contradicciones propias de la niñez en clave evangélica. Me ha emocionado reconocer, tímidamente y sin comparación posible, a una niña que hubo en mí, (como en tantos otros niños sorprendidos por Jesús) que solía pensar en los momentos en los que el egoísmo infantil se me hacía presente: ¿qué harías tú, Jesús?, que era sensible a la debilidad que veía a su alrededor y que también soñaba con el Tercer Mundo. Sin parecido posible porque Clara se dejó arrastrar por ese lazo con el que la capturó Dios. Ella tuvo la suerte de encontrar a los Gen, pertenecientes a los Focolares de Chiara Lubich, movimiento de profunda espiritualidad que le ayudó a crecer, a avanzar y a vislumbrar cada día con más claridad el sentido de una vida plena fundamentada en el amor apasionado por Jesús. Vivió su adolescencia y su primera juventud con la ilusión inherente a esas etapas de la vida. Era una chica normal que gustaba de las cosas propias de su edad: cantar, bailar, salir con amigos, al tiempo que se hallaba acompañada de la presencia de Jesús, adivinándose en su forma de vivir cada pequeño acontecimiento al dejar impreso en él la huella del Amor alojado en su corazón y contagiándolo a su alrededor.
A los 17 años, en un momento en el que Clara confiesa que empezaba a sentir un poco de desánimo, con un futuro lleno de proyectos de bondad, Dios la va a probar pidiéndole su abandono incondicional en Él. Le es diagnosticado un sarcoma osteogénico, uno de los cánceres más dolorosos y de más difícil curación, iniciándose el martirio de sus dos últimos años de vida. Después de una profunda oración acepta complacida el plan de Dios para ella y transforma dos años de padecimiento en un tiempo de noviazgo ardiente, de crecimiento hondo y apasionado en su enamoramiento por “Jesús abandonado”. Rechaza la morfina porque no quiere perder la lucidez y prepara el día de su eterno encuentro con Jesús como el día de su desposorio. Con ilusión elige el traje de novia con el que será amortajada.
La plenitud con que vive Clara esos dos últimos años de sufrimiento y Amor, es lo que me lleva a hablar de “un instante, una Vida”, sólo 18 años, el comienzo del camino para cualquiera, sin embargo Clara consume su corta existencia llenándola tanto de Vida que deslumbra y deja tras de ella algo que me admira: es el rastro de los enamorados de Jesús, santos anónimos o conocidos que han provocado durante su peregrinaje por este mundo(1), su enfermedad y tras su muerte todo un efecto embriagador en los que les han rodeado, transformando el dolor por la pérdida en alegría por el Encuentro definitivo de ese ser singular con la esencia de su Vida y consiguiendo hacer prender en tantos corazones de amigos o de desconocidos, atrapados por historias como la de Clara, la “llama de Amor Viva”) que cambiará el rumbo de sus vidas.


Quisiera poder contribuir a extender la estela de Clara “Luz” y por eso necesito compartir este libro con los que leáis esta reseña, pero especialmente con mi hijo Javier adolescente, ¡me gustaría tanto que mis tres hijos descubrieran en toda su intensidad el verdadero sentido de la Vida!...y con una amiga que lleva algunos años contrariada con Dios por no entender la dura enfermedad de la que murió su madre, una mujer de casa abierta, cálida, generosa y buena. En estos días siente una inquietud nueva, una necesidad interior de volver a acercarse a ÉL, ¿una llamada? Como desde hace un tiempo creo en la brisa suave del Espíritu Santo soplando sobre algunos libros y me lo confirma la experiencia de Ignacio de Loyola o Teresa de Jesús, he pensado que este libro quizás le ayude a comprender y a aceptar la voluntad de Dios.

María del Olmo

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