martes, 28 de mayo de 2019

Elecciones

      Este año muchos españoles hemos ido al colegio aun siendo personas mayores de 18 años. Es alegre entrar en el colegio, el instituto, y rememorar la etapa estudiantil. Pero más allá de este recuerdo, lo que nos ha llevado en varias ocasiones al colegio, ha sido para ejercer nuestro compromiso y derecho como ciudadanos democráticos a depositar nuestro voto para contribuir a la elección de nuestros gobernantes. Depositar el voto en la urna es un gesto civil, que conlleva la responsabilidad de elección. Cuando introduzco mi voto, no estoy dando carta blanca al partido político al que voto. No es que me guste todo lo que representa ese partido, ni todo lo que proclama. O puede que sí, que esté totalmente de acuerdo, pero más allá de depositar mi voto, puede que no deposite mi confianza. Yo les estoy dando mi voto, pero me gustaría poder darles mis opiniones, mis críticas ante el programa y sus actuaciones. La política activa no es solamente en el partido, sino de todos los ciudadanos. Por eso me gusta cuando puedo mirar a los representantes, y hablarles cara a cara, o hacerles llegar sugerencias, y sentirme escuchada. Necesitamos una regeneración política, un hacer nueva política, una política impregnada de generosidad, de entrega, de servicio, de trabajar por el bien común, de sentir al otro como hermano, no como contrincante. Basta de echarse en cara lo que el otro no hace, o hace mal. Hay me mirarse uno mismo, porque quizás lo que se critica del otro, tú lo estás haciendo igual. Y si pretendes que el otro se corrija, comienza por corregirte tú. 
   En este último periodo, varias personas conocidas se han presentado a las elecciones. En distintos partidos, ciudades, con ideas distintas sobre como desarrollar los programas, pero he reconocido en ellos las mismas características: generosidad, sinceridad, altruismo, renovación, y no han caído en las descalificaciones del contrario.  Desde aquí quiero daros las gracias por ello. Me gustaría que vuestro ejemplo cundiera y se multiplicase. Hay nuevos aires, nuevos horizontes, nuevas personas. Trabajad por todos, no solo por vuestros votantes. Incluir los que no piensan igual, preguntaros cómo hacer para que vuestras propuestas y decisiones puedan gustar a la mayoría. Y contad más con nosotros, los que sin presentarnos a elecciones, decidimos quien queremos que nos gobierne. Por eso, nos guste o no el resultado, debemos confiar en el bien hacer de nuestros nuevos representantes. Tienen una oportunidad para demostrarlo. Y cada uno de nosotros desde nuestro día a día debemos contribuir a una sociedad más justa y equitativa. No olvidemos que lo que cada uno hace, tiene repercusiones en nuestra sociedad. Yo voto, pero también compro, conduzco, utilizo la sanidad, convivo en un bloque de vecinos, genero basura, reciclo, y mucho mas a lo largo del día. Y cada acción me recuerda que no estoy sola, que no vivo aislada del mundo. Por eso, veo al “otro” como una parte de mi al que debo respetar.
Ojalá todos pudiéramos reconocernos más cerca del otro. 

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