Cuando te asalte la soledad; cuando pienses que nadie te quiere; cuando a
tu sufrir parezcan ridículas las palabras de consuelo; cuando el
apretón de manos no te diga nada; cuando el dolor te golpee con su
absurdo; cuando no entiendas nada y corras el riesgo de enloquecer y
desesperar; cuando creas que Dios te ha abandonado y sientas la
tentación de la rebeldía... piensa en María, tu Madre,
Nuestra Señora de la Soledad.sábado, 19 de abril de 2014
Sabado Santo
Es el día del silencio.
Callan las campanas y los instrumentos. Se ensaya el aleluya, pero en
voz baja. Es día para profundizar. Para contemplar. El altar está
despojado. El sagrario, abierto y vacío.
Cuando te asalte la soledad; cuando pienses que nadie te quiere; cuando a
tu sufrir parezcan ridículas las palabras de consuelo; cuando el
apretón de manos no te diga nada; cuando el dolor te golpee con su
absurdo; cuando no entiendas nada y corras el riesgo de enloquecer y
desesperar; cuando creas que Dios te ha abandonado y sientas la
tentación de la rebeldía... piensa en María, tu Madre,
Nuestra Señora de la Soledad.
Cuando te asalte la soledad; cuando pienses que nadie te quiere; cuando a
tu sufrir parezcan ridículas las palabras de consuelo; cuando el
apretón de manos no te diga nada; cuando el dolor te golpee con su
absurdo; cuando no entiendas nada y corras el riesgo de enloquecer y
desesperar; cuando creas que Dios te ha abandonado y sientas la
tentación de la rebeldía... piensa en María, tu Madre,
Nuestra Señora de la Soledad.
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