Me acaban de regalar un ramo de rosas virtuales por ser
mujer. ¡¡¡¡Gracias!!! He recordado que
hoy es el día de mi hija, de la novia de mi hijo, de mi pediatra, de mi médico
de familia, de mi frutera, de la cajera del supermercado, de la farmacéutica,
de la pastelera que cada día madruga para venderme el pan, de la peluquera, de
la esteticista, de la cartero, de la carnicera, de ¡¡tantas mujeres
trabajadoras que influyen cada día en mi vida!!
Pero también he recordado que en el calendario no hay un día
para celebrar a tantas mujeres que han renunciado a una carrera, a un
reconocimiento profesional, a un trabajo remunerado, a un horario concreto, a
unos días de vacaciones reconocidos, ¡a tantas cosas! Son mujeres que ven en
ser amas
de casa una realización personal. Y hablo por experiencia. Cuando una
mujer renuncia a todo lo anterior por permanecer en casa, realizando “simplemente”
sus labores, en la mayoría de los casos no es comodidad, es vocación.
Mientras escribo me doy cuenta que no es necesario buscar un
día concreto para celebrar y felicitar a
estas mujeres. Hay 365 días al año que nos sentimos felicitadas cuando:
·
Tu hija te dice: “mama que rica está la comida
hoy”
·
Cuando el cartero llama al timbre, porque sabe
que siempre estás
·
Cuando vas al súper entre semana dejando el “mogollón”
del sábado para las que trabajan entre semana
·
Cuando ves a tu hija sonreír al salir del cole y
tú estás entre los abuelitos (en la puerta del colegio quedan ya pocas
madres/padres)
·
Cuando te sientas a coser el bajo del pantalón con
la luz de la mañana
·
Cuando abres la puerta a tu vecina para charlar
un rato
·
Cuando, y cuando, y cuando…. ¡¡habría tantos
cuando!!
Gracias, Mercedes, por recordarme que hoy es el día de todas
las mujeres, trabajen remuneradas o no, somos mujeres y sencillamente nos
merecemos ser felicitadas todos los días.
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