1200 voluntarios, 500 autobuses
de toda España… mi marido, mi hija y yo estuvimos allí. No entro en más datos
ni números, sólo en la realidad de lo que el sábado 22 de noviembre se vivió en
Madrid estando yo presente. Una fiesta familiar diciendo en voz alta que no
estamos a favor del aborto, que a cambio ofrecemos ayuda a las mujeres que
siendo valientes, deciden ir adelante con su embarazo imprevisto, no deseado o
simplemente ese embarazo que trae una vida humana y no esta arropado familiar o
socialmente y puede verse abocado al aborto. Precisamente nuestro himno para ese
día fue: mujer no estás sola, aquí estamos para ayudarte, para acompañarte,
basta que lo pidas. Y es verdad, pero falta que esta ayuda sea no solo a través
de voluntarios, de instituciones sin ánimo de lucro, de personas que creen en
la vida y en cada vida concebida, si no que las instituciones, que desde el
gobierno, se legislen leyes de apoyo, de ayuda a la maternidad, a la mujer
embarazada. En estos momentos, una joven con embarazo imprevisto, si decide ir adelante con su embarazo, en contra
incluso de su entorno, no encontrará ningún apoyo por parte del estado. No le
queremos, parece decirle el gobierno, a
nosotros no nos interesa que nazca tu hijo. Te pagamos el aborto, pero
nada más.
Entonces es donde una red de
voluntarios, de personas que defendemos la vida de cada ser, te decimos: ¡¡no estás
sola, ya queremos a tu hijo!! Y comienza el dispositivo de ayuda, de cariño, de
acompañamiento, de solidaridad, de todo lo que necesites. Porque más allá de
las leyes que encubren ideologías, siempre habrá personas dispuestas a ofrecer
el respeto y la cultura de la vida. En Red
Madre las encuentras 24 horas al día.
Una vida que comienza en la concepción y acaba
en la muerte natural. Pero eso no es
suficiente, tenemos que pedir que desde las instituciones se legisle a favor de
la vida. Que se proteja el no nacido, aquél al que parece no escuchar nadie,
pero que tiene sus derechos. Un hijo no es un apéndice de una madre, ni de un
padre, es una vida única e independiente que necesita desarrollarse
adecuadamente. Y mientras desde el gobierno no entienda esto, estaremos
encubriendo ideologías basadas en falacias. Ser progresista no es matar, quitar
de en medio y seleccionar vidas. Porque nadie es dueño de la vida. Hoy puede
molestar la presencia de un bebe no deseado, y mañana ¿el anciano sólo, el
enfermo, el discapacitado, el pelirrojo, el gordo, el flaco…? Seleccionar la
vida es el error más grande que podamos cometer. Aún estamos a tiempo de no
abrir puertas equivocadas. Y si se
abren, no las atravesemos. Tomemos otro camino. Siempre hay otra oportunidad.
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