La manifestación del 22N pretende ser una conversación amable, pero exigente, con los 48 millones de españoles "Benigno Blanco"
Dado que los españoles contamos
con un instrumento de participación democrática de amplio impacto en la
opinión pública y capacidad de influencia, como es el derecho de manifestación,
nuestra obligación es ejercitarlo para intentar influir para que la defensa de
la vida siga presente en el debate político español y se avance en leyes y
políticas públicas comprometidas con la vida.
Obviamente
no se agota nuestra responsabilidad con la causa de la vida con el hecho de
manifestarnos, pero parece claro que hoy, aquí y ahora, que la opinión pública
española y –en particular- los legisladores y gobernantes vean de forma
impactante que son millones los españoles que no están dispuestos a
acostumbrarse al aborto y a las leyes injustas en esta materia, es muy
importante. De no lograr este impacto, es fácil prever –tras el anuncio del
Presidente del Gobierno de renunciar a derogar la vigente legislación- que el
aborto y la defensa de la maternidad desaparecerán del debate público español
por décadas …como sucede en otros países de nuestro entorno. Si no logramos
-con el impacto público de cientos de miles de personas en la calle- que los
políticos vean que a muchos este tema nos importa de verdad, la causa de la
vida pasaría de nuevo al silencio y correría serio riesgo de perder vigencia
pública en España. Debemos hacer lo que está en nuestras manos para evitar este
retroceso. Y en nuestras manos está manifestarnos, salir a la calle.
Cuando
miles de vidas están en juego, cuando miles de mujeres se juegan estar solas
ante la tentación del aborto, cuando está en discusión que el Estado se degrade
renunciando a defender bienes morales básicos como la vida humana, cuando lo
que está sobre la mesa es algo esencial para la calidad ética de nuestra
sociedad, … los ciudadanos normales tenemos la obligación de hacer todo lo que
está en nuestras manos para evitar lo peor. Y en nuestras manos está
manifestarnos. Por eso debemos manifestarnos.
La
manifestación del 22N pretende ser una conversación amable, pero exigente, con
los 48 millones de españoles: los manifestantes, con la fuerza del número y el
impacto de la multitud en la calle, vamos a decirle a toda la sociedad española
y –en particular- a nuestros gobernantes, que la vida del pequeño no nacido nos
importa y no queremos dejarle indefenso, que las embarazadas tentadas de
abortar cuentan con nuestro apoyo solidario para apostar por la maternidad, que
no estamos dispuestos a consentir que el Estado renuncie a proteger la vida y
la maternidad, que no nos es indiferente que se deroguen las leyes injustas o
no.
En el
futuro nuestros hijos y nietos, cuando ya la banalización del aborto sea un
triste recuerdo en la historia de los horrores de la humanidad, nos
preguntarán: papá, abuelito ¿tú qué hiciste para evitar aquel horrible
holocausto silencioso del aborto que existía cuando tú eras joven? Les diremos:
yo estuve el 22N en las calles de Madrid dando testimonio de amor a la vida y
de apoyo a la mujer embarazada y exigiendo a los políticos leyes justas. Esto
es lo que cabe esperar de cada uno de nosotros: que hagamos lo que podemos
hacer. Y, hoy y ahora, lo que podemos hacer es salir a la calle y no callar.
Benigno
Blanco
Presidente
del Foro de la Familia
Artículo
para Mundo Cristiano
Noviembre
2014
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