En mi maleta viajaron el azafrán, la "carmencita" el perejil y mis hojas de laurel de "campolivo". Productos básicos para ese sabor tan español.
Tras una larga mañana de cocina y cuatro fuegos encendidos, el resultado fue optimo, como puede verse.
No hice una, sino 4 paellas.
Faltó algún ingrediente marino, pero esto no deslució ni la presentación ni el sabor de la paella. Fue un reto superado y exitoso. Eso si, comido con la mejor compañía juvenil que una madre puede desear.
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